sábado, 4 de febrero de 2017
LA LEYENDA
Leyenda
1. Descripción o definición
Las leyendas son narraciones cuyo origen está en la necesidad de una comunidad de explicar un hecho extraordinario; están basadas en sucesos históricos o reales, pero incluyen elementos fantásticos que se incorporan en la descripción de acciones, lugares y personajes.
Generalmente en las leyendas la imaginación popular es la que va transformando y exagerando los hechos, por lo que una misma historia puede tener varias versiones, según el lugar y el tiempo en que se cuente o transmita este tipo de narración.
A continuación ejemplos de leyendas que ilustran las características mencionadas:
La Flor del Ceibo-Leyenda
Antes que los españoles pisaran las tierras que baña el Paraná, vivía allí la tribu de los guaraníes.
Estos eran comandados por un cacique cuya hija única no había encontrado todavía hombre para casarse ya que su fealdad negaba los brazos de cualquier indio de la zona.
Pero Tupá la había bendecido con una virtud que compensaba su desdicha, su voz y su canto eran tan bellas que los mismos pájaros de la zona la envidiaban.
Su bella voz le valió el nombre de Anahí ( la de la voz de pájaro). Un día hubo un gran revuelo y grandes preparativos entre los indios.
_¿Qué pasa?_preguntó Anahí a uno de los guerreros_¿por qué vístes las galas de guerrero y afílas las flechas?
_Es que un peligro nuevo nos amenaza. Esta vez no son nuestros habituales
enemigos los que nos atacan, sino hombres muy raros, vestidos con trajes brillantes y duros.
Además llevan flechas que arrojan fuego. Tu padre no quiere avisar a los niños y las mujeres porque no sabe si son enviados por el genio del mal, o el genio del bien. O si son hombres como nosotros; y si son hombre querrán pelear. Por eso nos ordenó que estuviéramos preparados. Una vez desembarcados, los españoles instalaron un campamento provisorio.
No tardaron los guaraníes en darse cuenta que no eran enviados infernales o celestiales sino hombres como ellos que querían apropiarles las tierras y usarlos como esclavos.
El cacique, sabiendo que eran mas débiles en cantidad, decidió atacar con valor y coraje, él no quería ser un esclavo de los colonizadores, y esa misma noche, con la sigilosidad que los caracterizaba, guió a los guerreros al combate, que fue largo y sangriento.
Toda la noche lucharon los indios por su libertad, y el alba los vio volver derrotados conduciendo los despojos de los que habían caído. Anahí les salió al encuentro, y al preguntar por su padre, en el silencio de los hombres derrotados descubrió que nunca volvería.
Fue enterrado el cacique en las tierras sagradas como es la tradición, y un dulce y armonioso canto, como el que solía escuchar cada mañana, lo acompañó al encuentro con Tupá.
Los sobrevivientes del combate se reunieron en asamblea para discutir quien sería el próximo cacique, ya que Anahí era hija única y no se había casado con nadie.
Fueron varias las opciones que se dieron:
Establecer juegos de supervivencia, combates, alianzas, y muchas cosas mas, pero el tiempo pasaba y cada día desembarcaban mas españoles. Uno de los guerreros levantó la voz y dijo: _Yo sé que muchos de ustedes me van a seguir, que otros me odiarán, pero yo propongo entregarnos a los españoles y ser sus esclavos, nosotros somos fuertes y quizás algún día podremos hacer un trato, al menos viviremos, yo prefiero vivir como esclavo y no morir como
un tonto.
Anahí al escuchar tales palabras, y al ver que casi todos los sobrevivientes al duro combate lo seguían, se paró en una piedra y alzando su delicada pero potente voz dijo:
_Si!, peleen y tal vez morirán, entréguense y vivirán, al menos un tiempo.
Yo lucharé con ustedes, aún mas, haremos un ejercito y atacaremos a los españoles por que prefiero morir como una valiente guerrera que cambió su vida por la libertad de su pueblo, a morir sabiendo que podría haber sido libre, pero nunca intenté lograrlo.
Y algún día, cuando nuestros hijos, y cuando los hijos de nuestros hijos nos recuerden, ellos sabrán que los españoles nos pueden quitar la vida, pero jamás nuestra libertad.
El pueblo indígena, conmovido por las palabras, y convencidos de su fuerza y astucia, decidieron atacar pero de otra manera. Ellos sabían que los españoles no conocían el territorio.
Bastaba que un soldado se alejara para que una silenciosa flecha lo atravesara de parte a parte. Hasta los mas pequeños de la tribu los atraían hacia las profundidades del bosque para hacerlos caer en las garras de un animal peligroso.
Pero la temeridad estaba llamada a ser la desgracia de Anahí.
Un guerrero le había mostrado cuál era el español que había dado muerte a su padre, y ella desde ese día no hacía más que vigilarlo buscando la ocasión precisa para terminar con él.
Una noche observó que estaba de centinela , y se llegó muy cautelosamente hasta muy cerca, porque no era una tiradora muy experta. Favorecida por las sombras que la ocultaban, Anahí extendió su arco, una flecha silbó siniestramente y el centinela rodó por el suelo arrojando un grito espantoso. Sin embargo la joven indiecita se había arriesgado demasiado. En un momento los españoles, que estaban alertas debido a las tantas desapariciones, acudieron en auxilio de su compañero.
Llegado el amanecer, los españoles prepararon un plan de ataque con la intención de capturar al cacique de la tribu, quien ya se había ganado la fama de los españoles al creer que medía mas de 4 metros de altura y que en sus batallas podía matar cientos de guerreros con tan solo sus manos, que era el hijo de una bestia y que sus garras median mas de dos metros.
Atacaron los españoles y grande fue la sorpresa de éstos al ver que el famoso cacique de la tribu no era mas que una joven muchachita que no media mas de 5 pies de altura.
Anahí fue apresada y la llevaron a la presencia del jefe español.
_Una mujer que mata como un hombre.¿Sabes lo que te espera por matar a un
centinela?. Anahí no entendía una palabra de lo que el jefe español decía, pero sí podía presentir lo que le esperaba.
_Llevadla al bosque ,atadla a un árbol y quemadla viva_ Sentenció el capitán. La indiecita fue conducida al bosque, sujetada a un árbol y rodeada con haces de leña. Un soldado roció con grasa la madera y arrimó la tea. Débiles lenguas de fuego se propagaron por las ramas junto con un humo negro y sofocante. Y entre el humo y el fuego, la infeliz muchacha quedó oculta a los ojos de los verdugos, quienes en vez de escuchar los gemidos de dolor, sentían que un agradable y tranquilizador canto surgía de la garganta
de Anahí; era la misma melodía que había entonado el día del entierro de su padre.
Murió como una valiente guerrera de Tupá y sabía que él y su padre los esperarían mas allá del horizonte.
Los centinelas estaban a punto de retirarse cuando de repente observaron algo que los dejó pasmados. Las llamas se despegaron del suelo y se elevaron hasta la copa del árbol, llevando a la india envuelta en un manto de fuego. Y , al llegar arriba, se introdujeron entre las ramas con violento chisporroteo.
Mudos de terror se habían quedado los españoles . Miraban al pie del árbol y no veían a la joven, miraban a la cima y el espectáculo de aquél fuego que iluminaba las hasta las puntas de de las hojas sin quemarlas, les producía un temor mas grande todavía.
Por fin uno acertó a mover la piernas y echó a correr hacia el campamento. los otros lo siguieron en precipitada carrera hasta que el lugar quedó desierto.
Mientras tanto, un indio que estaba oculto entre unos matorrales, también había visto el prodigio y corrió a contárselo al brujo de la tribu.
_ Es la mano de Tupá _dijo_ que eleva el alma de Anahí para llevársela consigo. Llévame hacia ese lugar.
Como ya amanecía se acercaron cautelosamente para evitar que los oyeran los españoles, que tenían su campamento no lejos de allí.
_¡Aquí es! ¡Aquí esta la leña de la hoguera! Miraron la copa del árbol. Las llamas no coronaban ya al árbol, que ahora ostentaba orgulloso, su copa cuajada de flores de una clase que nunca nadie había visto antes. Esta flor no tenía perfume, tenía la forma de las lenguas de la llama que la envolvieron hasta matarla, y era roja como su sangre generosa.
Era la flor del ceibo, flor que habita actualmente la zona del litoral, pero que crece en cualquier sitio.
Leyenda de la Flor de Ceibo
La flor de ceibo es el alma de la india Anahí, la india más fea de una tribu de guerreros indómitos cuyas chozas se levantaban cerca de las márgenes salvajes del Paraná. Anahí era fea, pero su voz era la más dulce de todas las que se habían escuchado en la ribera del río Paraná.
Sentía mucha rebeldía contra los conquistadores que habían venido a ocupar sus tierras, y los suyos tenían el mismo sentimiento. Hosca y rebelde, había albergado en su espíritu toda la bravura de su raza muerta por la furia invasora.
Un día, en una lucha por defender su tierra, fue tomada prisionera.
Intentó escaparse y en el intento tuvo que matar a un centinela. La capturaron nuevamente y la condenaron a muerte. Esa noche la ataron al tronco de un árbol bajo y de hojas anchas, amontonaron leña a su alrededor y le prendieron fuego. Así quedó envuelta en los resplandores de la hoguera.
Quienes asistieron al suplicio vieron que el cuerpo de Anahí se iba
tornando rojo y adquiriendo una forma extraña. El árbol también iba sufriendo una transformación singular. Las primeras luces del alba iluminaron un hermoso árbol con resplandecientes flores rojas.
El Gobierno Nacional, declaró hace algún tiempo
a la Flor de Ceibo como “Flor Nacional”, tomándose
el color rojo como un símbolo del federalismo y de
la fecundidad de nuestro suelo. Se dice que por este
motivo representa el amor a la tierra, la defensa del
territorio que encarna el alma pura y altiva de la raza
de indios guaraníes. El alma de Anahí, la india fea de
la dulce voz, se anida en la Flor de Ceibo.
Leyenda del Hornero (*)
El viejo indio esperaba la fiesta de las Doce Lunas, donde Haevé, su hijo, debía pasar duras pruebas para tener mando y aspirar a casarse con la bella Ivotí, hija del cacique.
- Eres fuerte, veloz, buen cazador, mejor nadador, cuerpo ágil, infalible en el arte de arrojar flechas con arco. Triunfarás... –le decía. Pero a Haevé no le interesaba el poder ni el mando. Sólo ser buen hijo, porque a su corazón ya lo había flechado una dulce voz. Cierto día, oculto entre unas ramas, escuchó el canto más bello que pájaro alguno pudiera entonar. Quién lo había cautivado era una hermosa niña, una “cuñataí”.
-Padre cuando llegue mi tiempo, quiero casarme con ella. Entona los más lindos trinos jamás oídos – decía el muchacho.
Cuando llegó la fiesta de las Doce Lunas, Haevé ganó pruebas entre muchos. Restaba ayunar dentro de una choza durante nueve días con el cuerpo envuelto en anchas lonjas de cuero fresco. El calor del sol haría contraer el material hasta oprimir los cuerpos de los muchachos. Uno a uno fueron abandonando la prueba, celebrada ante un consejo de ancianos. Sólo Haevé soportaba. Cuando se cumplió el tiempo, levantaron el cuerpo que lo ocultaba y, ante el asombro general, un pájaro de pardo plumaje y cola rojiza se elevó cantando para posarse en la más alta rama de un
lapacho en flor. Era Haevé que, desdeñando el poder, ganaba su libertad convertido en “ogaraity”, el simpático y trabajador pájaro al que llamaron hornero.
(*) En una encuesta de un diario capitalino en 1928, se lo eligió “AVE DE LA PATRIA
Leyenda del Hornero (*)
El viejo indio esperaba la fiesta de las Doce Lunas, donde Haevé, su hijo, debía
pasar duras pruebas para tener mando y aspirar a casarse con la bella Ivotí, hija del
cacique.
- Eres fuerte, veloz, buen cazador, mejor nadador, cuerpo ágil, infalible en el
arte de arrojar flechas con arco. Triunfarás... –le decía.
Pero a Haevé no le interesaba el poder ni el mando. Sólo ser buen hijo, porque
a su corazón ya lo había flechado una dulce voz. Cierto día, oculto entre unas ramas,
escuchó el canto más bello que pájaro alguno pudiera entonar. Quién lo había
cautivado era una hermosa niña, una “cuñataí”.
-Padre cuando llegue mi tiempo, quiero casarme con ella. Entona los más lindos
trinos jamás oídos – decía el muchacho.
Cuando llegó la fiesta de las Doce Lunas, Haevé ganó pruebas entre muchos.
Restaba ayunar dentro de una choza durante nueve días con el cuerpo envuelto en
anchas lonjas de cuero fresco. El calor del sol haría contraer el material hasta oprimir
los cuerpos de los muchachos. Uno a uno fueron abandonando la prueba, celebrada
ante un consejo de ancianos. Sólo Haevé soportaba. Cuando se cumplió el tiempo,
levantaron el cuerpo que lo ocultaba y, ante el asombro general, un pájaro de pardo
plumaje y cola rojiza se elevó cantando para posarse en la más alta rama de un
lapacho en flor. Era Haevé que, desdeñando el poder, ganaba su libertad convertido
en “ogaraity”, el simpático y trabajador pájaro al que llamaron hornero.
(*) En una encuesta de un diario capitalino en 1928, se lo eligió “AVE DE LA PATRIA
Leyenda de la yerba mate
Un día la luna y la nube, transformadas en dos niñitas muy bellas, quisieron bajar a la tierra pero cuando lo hicieron, perdieron los poderes de los dioses. Comenzaron a caminar por los bosques, observando los árboles, oliendo el perfume de las flores, saboreando los frutos, cuando oyeron los rugidos del yaguareté. En el tronco de un árbol, la fiera se preparaba a saltar sobre las diosas. Las niñas cerraron los ojos pensando resignadas que morirían bajo sus garras cuando oyeron un silbido, un rugido y un golpe. Abrieron los ojos asombradas y vieron al yaguareté tendido en el suelo con una flecha clavada en el corazón y a un joven indio que se acercaba al tigre. Las diosas desaparecieron rápidamente porque no podían ser vistas por los ojos de ningún ser humano. El indio, contento con su presa, sacó el cuchillo y cuereó al animal.. Se durmió luego profundamente y soñó que una hermosa joven se acercaba a él y le regalaba una planta, diciéndole que era en agradecimiento por haber salvado a Yasí, la luna. Le explicó que esa planta nueva se llamaba Caá y servía para preparar una bebida que acercaba los corazones de los hombres y alejaba la soledad. Cuando el cazador despertó, descubrió en el bosque, muy cerca suyo una planta nueva: la yerba mate, la yerba milagrosa. Siguiendo las instrucciones de Yasí, tostó las hojas, las puso en una calabacita, vertió agua y con una caña probó la bebida. ¡Le pareció deliciosa! Quiso compartir la bebida con toda la tribu y de mano en mano, el mate fue pasando. Así nació el mate, el premio de Yasí al pueblo guaraní por haberle salvado la vida.
¿Cuáles son las características de la leyenda?
Las características de una leyenda se centran en las personas y sus logros así que para detectar este tipo de historia simplemente debes fijarte en dichos elementos, de todas formas las historias de leyenda también tiene otros tipos de características básicas, las cuales son:
Personajes y eventos exagerados.
Son usualmente transmitidas por tradición.
Se centran en personas reales y en los logros conseguidos por estas.
Son historias de ficción que alguna vez fueron reales.
En el caso de que el personaje principal fuera una persona real, no es tal y como se cuenta en la historia.
Son historias del género narrativo.
Muchos cuentos populares suelen ser por ejemplo leyendas y es que muchas de las características anteriormente mencionadas coinciden con la descripción de un cuento popular.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario